Método de análisis aplicado en el estudio
Con la eficacia comprobada como equivalente, el equipo investigador aplicó el Análisis de Minimización de Costos (AMC), que es el tipo de análisis más simple pero también uno de los más directos y útiles en la práctica clínica. El AMC permite, cuando la efectividad entre opciones terapéuticas es igual, enfocar el análisis únicamente en los costos totales del tratamiento, permitiendo identificar la opción más económica sin comprometer los resultados en salud.
En este caso, se evaluaron todos los componentes del costo:
Precio por unidad del medicamento.
Dosis diaria y duración del tratamiento.
Costos operativos (transporte, cadena de frío si aplica, almacenamiento).
Tiempo del personal de salud invertido en seguimiento.
Costos indirectos, como posibles reconsultas o interrupciones del tratamiento.
Los resultados fueron claros: la amoxicilina resultó en n ahorro promedio del 15 % por paciente en comparación con la cefalexina. Si se extrapolan estos datos al nivel de atención primaria en zonas rurales, donde estas infecciones son comunes, el ahorro acumulado puede ser muy significativo, permitiendo liberar recursos para otros medicamentos o servicios prioritarios.
Pertinencia del análisis para la toma de decisiones en salud
Este estudio no solo tiene valor académico, sino una profunda implicación práctica para la política pública en salud. En regiones con recursos limitados, cada decisión sobre qué medicamentos adquirir o distribuir puede tener un impacto considerable en la cobertura y calidad de atención. Por ello, contar con estudios como este permite a los tomadores de decisiones (desde médicos hasta administradores de hospitales y autoridades de salud pública) elegir opciones basadas en evidencia y no en supuestos o hábitos de prescripción tradicionales.
Además, este tipo de análisis promueve el uso racional de medicamentos y ayuda a establecer guías clínicas más eficientes, basadas no solo en criterios médicos, sino también en criterios económicos y sociales. Por ejemplo, si un hospital rural tiene que decidir qué antibiótico comprar en grandes cantidades, los resultados de este estudio justificarían clínicamente la preferencia por la amoxicilina, logrando ampliar la cobertura del tratamiento sin reducir su efectividad.


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